En el mundo del mushing existe una edad mínima para comenzar a competir en pruebas oficiales, esta edad no es casualidad, ni ha sido escogida por antojo. Para ello se ha buscado una etapa, lo más óptima posible, para poner una exigencia alta salvaguardando la salud del perro, pero no solo desde el punto de vista físico sino también desde el punto de vista mental.
Por todos es sabido que los perros nacen con la musculatura y sus huesos sin consolidar, y en las articulaciones no se han completado su unión, en los extremos de los huesos aparece la fisis o cartílagos de crecimiento, que según va desarrollándose el can se convierte en hueso. Los cachorros tienen un crecimiento muy acelerado hasta los 12 meses, por lo que los huesos se estiran muy rápidamente, así que en esta fase son mucho más frágiles y sensibles. Si la exigencia no es adecuada para su edad puede que conlleve a malformaciones y problemas óseos en el futuro, como la temida displasia. La tendencia general es que con un cachorro lo ideal es no empezar a entrenar antes de los 9 meses, y ya es arriesgado, por eso se hace con muy poca carga de kilómetros, ya que se tiende siempre a empezar de golpe. Y el motivo de no hacerlo hasta este mes, no es otro que por su crecimiento, como ya hemos visto anteriormente.
Pero hay otro aspecto que no se tiene casi nunca en cuenta, este es que el perro de 9 meses es un perro joven, por lo que las hormonas le afloran por todos los lados, para que poco a poco alcance la madurez, y es justo en este momento concreto cuando se le comienzan a pedir exigencias altas coincidiendo con que su cuerpo está sufriendo un gran cambio, por lo que habría que ser cauto.
Para mí esta parte es la más complicada, y la más difícil, ya que consiste en el trato diario, pero de esta relación entre musher y perro dependerá mucho el rendimiento que se obtenga en el futuro, todo un arte, y según como lo gestionemos repercutirá en su futuro. Aprovecho desde edades tempranas del cachorro a observarle en todo momento para darme cuenta de cómo actúa frente a diferentes situaciones, para en el caso de que sea necesario poner remedio lo antes posible. En mi casa mis perros crecen rodeados de nuestro deporte por todos los costados a todas horas, nuestras vidas están enfocadas a esta actividad, eso sí, con un punto de vista distinto, otra manera de entender el mushing, ya que damos mucha prioridad a su estabilidad emocional y necesidades básicas, siempre hay que tener presente que es un cachorro y que está aprendiendo y no perder de vista nunca esto. Ya que entran muchos parámetros en juego como son las emociones, el estrés, el desarrollo hormonal, y muchos más. Cómo veis es complejo, pero a la vez apasionante.
Aún no he tenido la fortuna de entrenar algún greyster, pero la mayoría siempre resalta que son perros que no están preparados para hacer ciertas distancias y que son débiles de mente. Creo, aunque no lo puedo afirmar con certeza, que todo depende de esta etapa. Y claro, cualquier fallo que se pueda cometer en esta fase puede llegar a marcarle para toda la vida, por lo que deberíamos tener sumo cuidado.
También está en fase de maduración psíquica, por lo que prima centrarse en las emociones y sentimientos del cachorro, mis esfuerzos se basan en conseguir ganarme la confianza del joven can, para colaborar en equipo, y así trabajemos juntos; ese es el menester que hay que realizar, diversión es igual a trabajo para alcanzar juntos el éxito.
Por lo que hay que recordar que el ritmo lo marcan ellos, nosotros solo los guiamos. Eso sí, es emocionante ver los progresos de un cachorro según avanza el tiempo, y así llevamos inmersos en menos de un año en nuestro hogar con nuestro querido perro joven Durjan.
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“Otra forma de entender el mushing”
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